El Concilio Vaticano II ante las reivindicaciones feministas del siglo XX. Algunas consecuencias y desafíos
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Resumen
Como creyentes somos testigos de la ausencia de la mujer en el ministerio sacerdotal y en la organización eclesial. Son espacios que reclaman su presencia como testimonio de la instauración del Reinado de Dios en nuestra historia. La igualdad y la cooperación entre los discípulos y las discípulas de Cristo, debieran ser la manifestación más elocuente de la unidad y diversidad trinitarias, eje de nuestra fe. El Concilio Vaticano II, al asumir las demandas de las mujeres entre los siglos XIX y XX y al entregar nuevos lineamientos teológicos y eclesiológicos para la sociedad actual, impulsa el surgimiento de nuevos contextos y experiencias vitales para hablar de Dios. La teología feminista encuentra su cuna, principalmente, en dos movimientos importantes para nuestro tiempo: Por una parte, el esfuerzo de miles de mujeres que apostaron por un cambio en los modelos patriarcales de desigualdad. Y, por otra parte, a las puertas que abrió el Concilio Vaticano II al posibilitar una teología que recogiera las aspiraciones humanas que requerían de transformación. En este trabajo abordaremos la relación que existe entre los movimientos feministas, el Concilio Vaticano II y algunas de sus consecuencias.